Con frecuencia con el uso de auriculares, no es de extrañar que el médico a menudo nos advierta sobre las consecuencias de escuchar a altos volúmenes.

Tal vez nos encanta tanto una canción o vocalista en particular, que queremos que la música sea lo más fuerte posible. Talvez queremos escuchar cada palabra de nuestro audiolibro claramente por encima del ruido ambiental que nos rodea.

A veces la mayoría de nosotros desearíamos poder subir el volumen de la voz de Dios, escuchando su respuesta fuerte y clara.

La mayoría de las veces, sin embargo, tenemos que reducir la velocidad, mantener nuestros corazones aquietados delante de él y escucharle atentamente.

Nuestro Padre rara vez grita en nuestros oídos; en cambio, susurra en nuestros corazones a través de la presencia de su Espíritu.

Incluso cuando es solo un susurro, la voz del Señor permanece poderosa. No necesitamos ponernos auriculares para escucharlo. Simplemente tenemos que escuchar.

Aaron Tabor, MD Founder of the Jesús Daily fan page Extracto de “Jesús Daily 365 Interactive Devotions”